
«Hay poca educación, hay muchos cartuchos
Cuando se lee poco, se dispara mucho»
El problema
En todo el mundo, las personas que se encuentran en la parte inferior de la jerarquía social luchan por adquirir conocimientos y habilidades. En la parte pobre del mundo, el sistema de educación pública es a menudo de baja calidad. En los países ricos, el sistema escolar es teóricamente pesado y poco adaptado a las realidades de los entornos que más lo necesitaban.
Las personas en estas comunidades marginadas tienen poco éxito tanto en el sistema educativo como, por lo tanto, en el mundo del trabajo, y a menudo terminan de forasteros permanentes, en la seguridad social o en la delincuencia. La exclusión refuerza a sí mismo y la comunidad termina como un «agujero negro de la exclusión social», como lo llama el sociólogo Manuel Castells, que será difícil de escapar para la próxima generación.
El modelo Albalab
Todos saben que la respuesta a la pobreza y las diferencias radica principalmente en la educación. Pero a pesar de todas las inversiones y medidas en el sistema educativo, la desigualdad continúa aumentando en todo el mundo.
La contribución de Albalab es encender el interés en el aprendizaje y crear un sentido de dominio entre los jóvenes marginados a través de actividades de tiempo libre orientadas al aprendizaje. Les mostramos cómo lo que se les enseña en la escuela se puede usar en proyectos concretos que utilizan tecnología de punta para mejorar la calidad de vida en la comunidad local.
Los jóvenes que se han graduado del sistema Albalab se convierten en personas que han aprendido a aprender por sí mismos, que pueden usar tecnología avanzada para lograr sus objetivos y que tienen una comprensión social que les permite resolver el gran desafío que es cerrar la brecha entre los que tienen y los que no.
Se han convertido en los influencers que el mundo realmente necesita.
«Las cosas tienen vida propia, todo es cuestión de despertarles el ánima.»